El autocontrol emocional es la capacidad que nos permite gestionar de forma adecuada nuestras emociones y no permite que sean éstas, las que nos controlen a nosotros. De lo que se trata es que todas las emociones, tanto las negativas como las positivas, se experimenten y se expresen de forma adecuada.

Debemos desterrar ciertos mitos o creencias erróneas que consideran que las emociones son incontrolables por su origen espontáneo. Para cambiar ciertos estilos comportamentales, el primer paso es tomar conciencia de nuestros hábitos emocionales inapropiados y a partir de ahí “reaprender” otros nuevos.

El autocontrol emocional es un componente esencial en la inteligencia emocional. Para Daniel Goleman “La habilidad para hacer una pausa y no actuar por el primer impulso se ha vuelto un aprendizaje crucial en nuestros días”. Es importante resaltar que cuando nos referimos al autocontrol, no hablamos sólo de dominar y controlar nuestras emociones, sino fundamentalmente de manifestarlas o inhibirlas de una forma correcta.

El autocontrol, afecta tanto a nuestra vida personal como laboral. Imaginemos que Jorge sale de su casa con la intención de no controlar ninguno de sus sentimientos o emociones; al llegar a su puesto de trabajo… ¿Le podría decir a su compañero Pepe que está harto de su actitud prepotente y arrogante? ¿Le podría decir a su jefe lo que le hace sentir mal cuando no valora su trabajo o cuando lo descalifica verbalmente delante de otros compañeros?

Debemos tener muy presente que todos tenemos derecho a decir o expresar; pensar o sentir lo que queramos, siempre que no perjudiquemos a nadie. Por todo ello, el autocontrol emocional está relacionado también con la conducta asertiva. Recordemos que la asertividad nos permite defender nuestros propios derechos, opiniones y sentimientos sin dañar o herir a los demás. En el caso de Jorge, se trata de transmitir los sentimientos negativos de una forma adecuada.

Muchas veces nos vemos obligados a experimentar emociones negativas como ira, rabia, enfado… y como otras muchas emociones, son importantes. Las emociones negativas también tienen una función adaptativa. Sin embargo, si nos dejamos llevar por ellas la mayor parte del tiempo, actuaremos de forma impulsiva y podremos llegar a tener problemas para alcanzar objetivos; podremos generar sentimientos de culpa… Todo ello, si no se maneja de forma adecuada, puede repercutir incluso en nuestra autoestima.

Pero igual que hablamos de emociones negativas, también es importante poder gestionar emociones positivas de forma adecuada. Muchas veces damos por hecho, que la otra persona sabe lo que estamos pensando o sintiendo y omitimos nuestros sentimientos. Por ejemplo, si a Jorge en su trabajo cuando aporta nuevas ideas y proyectos, su jefe le trasmite emociones positivas de forma adecuada, es decir, es capaz de elogiar ciertas conductas y transmitir sus emociones; es probable que aumente la posibilidad de que Jorge repita en un futuro la conducta deseada, y además, ayude a mejorar la relación  y comunicación entre ambos.

Desde la psicología, se utilizan diferentes herramientas que pueden ayudarnos a mejorar estos aspectos.

“Conquístate a ti mismo, triunfador no es el que vence a los demás; sino el que se conquista y se controla a sí mismo”.

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