La existencia de manías es algo normal; a todos nos pueden asaltar dudas sobre si hemos cerrado la llave del gas o si hemos dejado apagada la calefacción. Sin embargo, podría resultar un problema comprobar 20 veces si hemos cerrado bien el gas o si hemos apagado la calefacción y que la duda siga persistiendo en nosotros. Estos síntomas son algunos ejemplos de un trastorno  de ansiedad muy común que denominamos trastorno obsesivo compulsivo (TOC).

Muchas personas pueden tener una personalidad obsesiva o síntomas obsesivos y sin embargo no llegan a desarrollar o manifestar un TOC. Lo que marca la diferencia es la intensidad y la interferencia en la vida diaria de la persona; es decir, si las manías o costumbres causan sufrimiento o angustia cuando no se hacen; ocasionan agotamiento mental;  afectan a la vida personal y profesional; si ocupan al menos una hora del día; si la persona ve que le cuesta controlar esas situaciones y pierde libertad en sus actos; si se amplía el número de manías etc. Entonces, en estos casos, estaríamos hablando de un TOC.

Pensemos en el caso de Enrique, cada mañana cuando llega al trabajo quiere dejar su abrigo colgado en el mismo sitio, pero una mañana no le resulta posible porque el colgador se ha roto. Si le produce un  gran malestar no colgarlo en ese sitio o ponerlo en otro lugar, se trataría de una obsesión o compulsión. En cambio, si le hubiese dado cierta rabia o fastidiado la idea de no poder colgarlo en el mismo lugar, pero lo dejase en otro  y continuase con su actividad normal sin pensar que nada malo va a ocurrir por eso; estaríamos hablando de una costumbre o un hábito.

Las obsesiones son pensamientos involuntarios que aparecen en nuestra mente de manera repetitiva y sin que nosotros lo deseemos. La frecuencia de estas intrusiones es alta y el contenido puede ser amenazante, inaceptable moralmente, grotesco o extraño para la persona que lo sufre.

Las compulsiones son comportamientos o acciones mentales repetidas que la persona realiza para prevenir o aliviar el malestar que causan las obsesiones. Tienen como fin reducir la catástrofe temida o bloquear la ansiedad causada por la propia obsesión. Por ejemplo, si me asalta la duda de si he dejado el teléfono bien colgado es típico que vuelva a comprobar. Si creo que cometo un error o creo  que no debería haber pensado algo, puedo repetir mentalmente 20 veces una misma expresión.

La mayoría de las personas con TOC saben que sus obsesiones y compulsiones no tienen sentido o son absurdas, sin embargo, les cuesta mucho sacárselas de la cabeza. Estas personas no son capaces de” filtrar” bien su mente y poder descartar aquellas ideas absurdas o que no vale la pena considerar.

Lucía piensa que cuando se va a la cama si no tiene las cosas ordenadas de un determinado modo, algo horrible puede ocurrirle; no sabe exactamente qué va a pasar pero le genera una gran ansiedad. Esto le empuja a ordenar ciertos objetos de su habitación de un determinado modo todas las noches.

Elvira sabe que mañana tiene un examen muy importante y se pregunta ¿Y si cuando me entreguen la prueba insulto a alguien? Esa idea le aterra y cuanto más lucha contra ella, más invade su cabeza y más angustia le produce.

Algunas de las características que suelen tener en común las personas obsesivas suelen ser: la preocupación excesiva por la organización, normas y detalles; perfeccionismo excesivo; obstinación; inflexibilidad; inseguridad y duda hacia ciertas cuestiones; precauciones excesivas; irrupción no deseada de pensamientos o imágenes etc.

“Cuando ya ha desaparecido la obsesión por ellos, es cuando realmente la vida te obsequia con la consecución de tus sueños, metas y proyectos”. José D. Mora

“No tienes que controlar tus pensamientos; solo tienes que dejar de permitirles que te controlen a ti”. Dan Millman

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