Lo cierto es que muchas veces la vida nos da todo lo necesario para que seamos felices, pero no logramos gestionar las cosas de forma adecuada, de tal manera que nos damos cuenta de ello cuando ya no lo somos.
Somos los capitanes de nuestro barco, y por tanto los responsables de poder encontrar un sentido a la vida incluso en aquellos momentos difíciles o complicados.
Si no tomamos de forma adecuada el timón del barco, el viaje se puede volver algo mediocre o incluso un tanto aburrido. ¿Por qué permitir que la rutina se adueñe de nuestro viaje?. No debemos dejarnos llevar sin más por la corriente de la vida, tenemos que intentar darle un sentido, un rumbo adecuado. Lo que convierte a la vida en una satisfacción no es hacer lo que nos gusta, sino que nos guste lo que hacemos.
El aprendizaje del aprecio a las pequeñas cosas es necesario para que el barco navegue de forma correcta. Cada momento es único y especial y muchas veces no vuelve más. ¿Valoramos el sol cuando aparece?. ¿Cómo nos enfrentamos a las tormentas si pensamos que debería salir siempre el brillo del sol ?. Tenemos que APRENDER a navegar bajo la tormenta porque cuando se vaya el temporal, apreciaremos mucho mejor el sol. La tormenta también nos dotará de una mayor fortaleza y una visión más amplia.
Las investigaciones que nos avalan nos hablan de que sólo se alcanza una existencia verdaderamente plena si aprendemos a desarrollar las dimensiones sobre las que se asienta la felicidad, y podamos entender que para lograrlo la constancia es importante.
Recordemos que a ser feliz, a navegar de forma adecuada, también SE APRENDE.
“Lo importante no es donde se está, sino la dirección en la que se camina” (Goethe).