Muchas veces consideramos erróneamente que podemos ganar o perder tiempo, cuando en realidad el tiempo sólo transcurre, pasa sin que podamos detenerlo. Por ello nuestra labor no ha de ser otra que la de aprender a gestionarlo de un modo satisfactorio.

Vivimos inmersos en la época de las prisas, donde todo se necesita con urgencia y tenemos escasas oportunidades para profundizar en todo lo que nos rodea. Es la época de las tecnologías de la información y de la comunicación, pero muchas veces tampoco logramos comunicarnos de forma adecuada; no hay espacio para el diálogo; crece la competividad; y se eleva el nivel de exigencias… Sin embargo, a pesar de todo esto, es nuestra responsabilidad sentirnos esclavos o dueños de nuestro tiempo. Es cierto que nuestro entorno no ofrece las condiciones más idóneas para alcanzar una serenidad en nuestro día, sin embargo es más probable que dicha serenidad dependa más de nosotros mismos que de estímulos externos.

El primer paso para lograr una adecuada gestión es detectar cómo estamos organizando nuestro día. Algunos de nuestros problemas surgen cuando intentamos buscar resultados diferentes haciendo siempre lo mismo; cuando no logramos desaprender de ciertos patrones de conducta que resultan perjudiciales para nosotros; o simplemente cuando no detectamos errores que para los demás pueden ser evidentes.

“En cierta ocasión, un caminante que paseaba por el bosque, se encontró con un leñador rodeado de una gran cantidad de troncos que poco a poco y con gran esfuerzo, iba serrando manualmente con su sierra de mano. El caminante se quedó un momento observando cómo trabajaba el leñador y el enorme esfuerzo que estaba realizando. Prestó atención a su forma de serrar y se dio cuenta de un detalle que le llamó la atención: Los dientes de la sierra que estaba utilizando estaban romos. Se decidió acercarse a saludar al leñador:
– Buenos días señor. Veo que es usted un trabajador infatigable. ¿Tiene mucho trabajo?
– No se lo puede usted ni imaginar. Eche un vistazo alrededor…
– He visto la sierra que está usted utilizando. Y me he fijado que tanto el filo como los picos parecen bastante despuntados. Tal vez sería bueno que se detuviese un momento para afilar la sierra…
– ¡Pero que dice! ¿Qué pare de serrar? ¿Es que no ha visto la enorme cantidad de troncos que tengo que terminar de cortar hoy?
El caminante prosiguió su marcha pensativo:
– Tal vez todos deberíamos dedicar algún tiempo a preparar nuestras herramientas antes de ponernos a trabajar”

Fijar metas adecuadas, no improvisar, planificar nuestras tareas, establecer prioridades, optimizar recursos, no ser excesivamente perfeccionistas, no postergar nuestro trabajo, inducir la responsabilidad, ser constantes, aprender a delegar, fomentar la asertividad, generar motivación … Son entre otros muchos, aliados que debemos tener presentes a la hora de gestionar nuestro tiempo.

“Escoger el propio tiempo es ganar tiempo”. Francis Bacon

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